Páginas

viernes, 17 de abril de 2009

Miguitas de pan celestial sobre la mesa y la princesa del mar

Estoy andando los poemas, estoy trepándome a ellos. He visto el cielo lleno de suelo y el suelo lleno de cielo; me he dado cuenta que el centro no está al centro y de que todo lo que está alrededor en realidad se conecta a todo. Tengo un durazno de piel aterciopelada amarilla, en el que escribí el nombre de la musa marina y, acto seguido, me comí a la princesa del mar con el alma, cual si del maná mismo se tratase. He conocido la sonrisa transparente; aquella que se ve en el interior, y que en realidad ocurre, a distancia, y que puede verse solo por quien la entiende, quien la ocasiona, quien la anhela. Yo estoy en un rapto de mi mismo. Me ha abducido un poema vivo. Una poesía que habla y no dice "Oye". Nunca seré el mismo. Yo buscaba silencio y lejanía, distancia, altura, soledad, la voz del ande, reencontrarme, pero de pronto, sin saber, yo fui encontrado. Yo solo fui a un centro comercial a buscar unos poemas estupendos de un poeta español fallecido. Un ser humano pensó que yo necesitaba una motocicleta. Era un ser humano rojo. Yo no lo noté de inmediato. Pero dentro del ser humano... estaba yo pero con otro nombre. Cuando me di cuenta, unos cinco o seis pasos después, aquél ser humano era eterno, y era quien había estado dentro mio siempre. Dentro del ser humano estaba yo, pero, dentro mio, ya estaba ella, desde siempre, como una bella durmiente que en medio del dia soleado despierta: la princesa del mar. Y, cuando interminables días después me dijo "Está bien. Acepto tu propuesta!", ya se me salía el alma como nunca jamás, por cada pedazo de estrella que me alumbraba la noche, por cada rayo de luz que asomábase por los labios pensativos del horizonte, mientras dábase por amanecer mi ser en medio de aquel desierto. Todo es de verdad. Todo es de papel. Menos aquella silenciosa manera de ser. Esa si es pura flor de caña, pura rosa roja, pura amable voz de ángel: esa si es una mujer con el universo sobre el mar.

4 comentarios:

  1. La princesa de mar
    aparece en la calma
    ilumina con sus puntas
    que laceran
    que abrazan.
    Gira y derrama estrellas
    el poeta se baña en ellas
    cultiva sus partículas
    en sus manos
    de ellas nace el barro
    moldea su sonrisa
    humedece su vientre
    donde nacerán girasoles
    cada pétalo será un viaje
    hacia el sueño que no despierta
    no hay final
    solo comienzo instantáneo
    de ese momento
    en que apareció la princesa
    derramando estrellas
    que algún día serán lágrimas
    que cubrirán los cielos
    y todas las profundidades.

    ResponderEliminar
  2. anonimo del buen vino que te pasaaa oe shit! es increible lo que has escrito! que buen poema colega...muy muy bueno...dinamico...versatil..solido

    ResponderEliminar
  3. El anónimo del buen vino se tomó un buen vinito parece, jeje. Cómo podriamos apodar a lo que escribio José? Confesiones de un poeta y sus viajes? cómo?. Que estés bien, Aioria.

    ResponderEliminar
  4. PD: Intenté entrar al blog de Anónimo del buen vino. Acceso Denegado me dijo una máquina :P. Re loco! Do Re Loco! Do Re Mi Loco!
    Y yo no estoy loco!

    ResponderEliminar