lunes, 12 de julio de 2010

Yo no quiero volverme tan loco

Oigo un susurro. Es cercano. Muy cercano. ¿Es a mi? ¿Qué será?
Otra vez me he quedado solo. Aunque decir sólo que me he quedado solo otra vez no es ser precisamente explícito. Eso debido a que no estoy solo. Al menos no debido a la lejanía física de otras personas. Estoy sentado a la mesa. Es de noche. Estoy asistiendo a una cena. Se supone que es una cena familiar y todos están conversando animadamente o atendiendo a lo que relata o proclama el tio Lucho, o bien a lo que contrargumenta la mamá Edi o a lo que concluye reflexivamente mi padre. Hay varios familiares. Yo estoy sentado digamos en el centro del diálogo. Al llegar también conversé con todos y di algunos puntos de vista u opiniones breves sobre cuestiones sin importancia. Pero ahora me he quedado solo. Y digo solo porque me he dado cuenta que llevo largo rato sin hablar. En realidad no debería decir que me he quedado solo. Debería decir que me he quedado callado. Y no sólo callado. Sino que me he quedado callado otra vez. Pues siempre me quedo callado cuando me captura esta costumbre o esta debilidad de resistirme con éxito a quedarme absorto en la nebulosa perdida que se oculta en mi mente.
Entonces... me he quedado callado otra vez. Aunque sigo sintiendome más justo y cómodo conmigo mismo si digo que me he quedado solo, y no que me he quedado callado. Pues en esta situación me encuentro invadido por una sensaciòn de individualidad excluyente de los demás, que acaricia la de soledad, mientras poco a poco voy percatándome de estar percibiendo a lo lejos la supuesta cercania de las personas a mi persona propia, fisicamente hablando. Asi mismo sé que sus palabras, sus voces, los sonidos que producen, alcanzan mis membranas timpánicas. Pero yo en realidad me siento más lejano. y cada vez tal lejanía se hace mayor. Yo percibo los sonidos de la reunión y la visualización de la reunión misma como si la hubiese empezado a observar desde el fondo de un tunel al cual hubiera sido aspirado por un tipo de fuerza desconocida que sólo tiene poder sobre mi. Ya casi no diríase que estoy mirando con mis propios ojos lo que sucede en el comedor de la casa del tio Lucho. Mas bien diría yo que empiezo a imaginarlo, o incluso a recordarlo mientras sucede, antes de que se diga que lo que imagino es parte ya del pasado inmediato. Aunque esto último no me quita el sueño. Dado que ahora recuerdo que el pasado, el presente y el futuro están implicados en el mismo instante, sin que haya momento que no pueda catalogarse a la vez como parte de cualquiera de los tres. Yo sólo observo lo que sucede y me siento arrastrado por mi propio silencio. Aunque ese silencio es el que describe únicamente el hecho de que yo me he quedado otra vez callado, mas no en mi mente. Además escucho algo. Oigo. Un susurro. ¿Es a mi?. ¿Me estarán hablando y no me he dado cuenta? ¡Rápido! Debo atender. Observar. Escuchar. Mirar los rostros para notar si me están mirando. ¿Lo están? No.
No.
Nadie me está hablando. Nadie se ha dado cuenta. Nadie sabe. Pero. ¿Sospechará alguien algo? Creo que nadie se ha dado cuenta que me he quedado solo. Así está bien. No puedo imaginar nada más incómodo que dejar y, peor aún, explicar esta soledad mia. Quizás mi padre sospeche algo. Pero no porque tenga pruebas. Si no porque me conoce, me presiente. O quizás no. Pero bueno. El es un poco como mi cómplice. El es mi aliado. Yo no entiendo este lugar, pero me reclama. Y no quiero salir.
....

4 comentarios:

CCB dijo...

To, yo creo que a todos nos pasa que nos sentimos solos muchas veces o nos aislamos voluntariamente a veces disfrutamos de eso a veces no. Leyéndote te comprendo bien porque he sentido eso mismo que expresas muchas veces. Me pongo a pensar en mil cosas y los que están a mi alrededor me ven ahi, pero estoy realmente ahi? Donde están mis pensamientos, eso es visible? Pues no.Pero que importa estar un poco locos no? Total nos salen muy buenos poemas compañero jeje..te quiero mucho y tú para mí nunca dejas de estar en mi atmósfera, estratósfera o como se diga, y aún en mis más grandes ausencias voluntarias de las conversaciones y etc, en mis vuelos astrales por asi decirlo, tengo siempre un microchip prendido pendiente de tí. Pero claro eso no podrías tú saberlo, pero es asi.

JOSE CUERVO dijo...

gracias por tus palabras y tu amor hermana. Un beso.

Aioria90 Germán Cappio dijo...

Cuáles observaciones más extraordinarias. Felicitaciones, le haces honor a tu apodo cuervo

JOSE CUERVO dijo...

que tal loco. como asi honor a mi apodo?