martes, 22 de noviembre de 2011

Whisky

bebi un sorbo del whisky J.W. etiqueta negra que acababan de traerme. Primero el garzón había cometido la equivocación de servírmelo en las rocas. Lo llamé de inmediato y le dije que me debería disculpar pero no se me había preguntado si yo deseaba mi vaso de whisky con hielo, ergo, se sobreentendía que sólo quería whisky, sin hielo. - "Enseguida se lo cambio señor. Disculpe.", había dicho, para poco después volver a aparecerse con la esperada bandeja portando un vaso conteniendo whisky dorado a temperatura amnbiente con las paredes del vaso perfectamente limpias, secas por fuera y frías, si, pero no empapadas, como sucede cuando el vaso contiene líquidos helados.
Bebí un segundo sorbo y observé hacia la calle. La noche había llegado y las luces de los postes se encontraban encendidas. Eran amarillas, como tirando hacia un color melón. Sentí la lengua calentándoseme, al igual que la garganta, al poco de percibir esa sensación a madera agrietada y suave a la vez que el whisky provoca. Los labios, sobre todo el inferior, recibieron el calor del alcohol y tomé conciencia de la línea que discurre sagitalmente por la mitad de mi labio inferior. No la veía, la sentía. Tuve la impresión de estar observando un sillón de fino cuero oscuro poco antes de sentarme en él y quedar así, en silencio, mientras la oscuridad lo envolvía todo y yo me quedaba sólo, pensando.

2 comentarios:

Aioria90 Germán Cappio dijo...

Dos whiskys! Muy bueno prosa lírica Jose. Abrazo cordial

JOSE CUERVO dijo...

esa fue una noche solitaria de poemas y escrituras mentales en un restoran de un pueblo lejano