jueves, 8 de enero de 2009

En mis manos se posó su aliento


En mis manos se posó su aliento
y el delicado aroma de su cuerpo.
Desbordándose la ternura
en cada beso que prodigaba
en cada mirada que desplegaba
caía el amor rendido
desperdigado por todo el cuarto
empapando de anhelos salpicados
todo cuanto había
y yo me hacía pequeño
ante tal antojo de su hermosa naturaleza.

¿No quedan ya más pájaros cantores? - preguntó princesa
No mi amor, se han marchado enamorados
a trinar el amor encandilado
que de tus labios escucharon.

Silencio. Sonrisas. Te amo. me besaste un instante
y luego volvimos a amarnos.
Eres el encanto, el sueño, la pasión de la dulzura
y el feliz habitar del amor en nosotros,
amantes y cómplices ensimismados.

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