sábado, 3 de enero de 2009

Necrolalia

Celebro un rito con mi cuerpo
lo divido y lo reparto a quien lo pida.
Alguien exige una parte de mis ojos
la arranca sin dar explicaciones.
Un hombre alado reclama mi sexo y mi amplia cabellera.
Mi lengua atravesada la buscan cientos de mujeres intrascendentes
Quieren también mis labios y mi glande de montaña.
Un viejo oscuro y solitario ha pedido mis riñones,
las puntas de mis venas,
la esencia misma de mi sangre.
Doy todo lo que sea necesario,
y añoro que cada uno de mis huesos
sea lamido por un perro.

estado mental 94

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