miércoles, 7 de enero de 2009

Lobo estepario fuera de la estepa

Me abrió la puerta un pájaro suave y blanco
que al cielo enseguida voló al notar mi presencia...
se fue de prisa.

Ligera brisa se aplastó fresca a mi silencio.
Piel desnuda y blanca echóse sobre mi
Y no marchó más por los mágicos cielos
y hace tres noches desde esa dia que no sopló más el viento
Y recién ahora tuvo que volver un rato
a realizar su trabajo de voz de cielo,
a soplar suspiros sobre los prados
o a añorarme a mi también, quizás;
puede ser.

Al rato se abrió la nube que me venía siguiendo
silencio, blanco el vestido,
misterio su aroma, prendido en su cuerpo
el pedacito de lluvia que andaba chorreandose en el camino
sin ruido alguno que alcanzara mi oir o... no sé.

En fin; se trata de lo siguiente:
la forma de dar beso a una mujer varía
varía según el dia
y qué sienten a cada lado cada piel
cada labio
cada preso del espacio besado del tiempo.

Yo, olvidado de una olvidada que desató sangre de piedra en mi ser,
no recordaba eso mirando sólo el pasto y su rubia pequeña margarita.
Al ver la nube a mi lado
de susto no sufrí más de un segundo
pero luego se abrió desde dentro
y el sentir mis latidos perdidos me dio vida nueva al instante
y sentidos y pensamientos distantes, y frio en la piel también.

La vi a ella.
Se quedó al lado del disfraz de nube tendido sobre la cama.
Me besó.
Recordé enseguida su aroma
su piel y la mano de paloma amada en mi cara,
tocando mi alma pelada.
Recordé su linda luz, su voz tenue y alegre.
Me ama, exclama el Sol.
Es la voz.
Es el Sol.
Es Jaci que viene a mi pecho desierto
y nace un lobo que ya no muerde
que ya no hiere
que lame satisfecho
tus besos perfectos.

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