Trato
trato y trato una y otra vez todas las noches
de leer el libro que no he leído de Neruda
y al posar la vista sobre las primeras líneas
sin demora comienzo a extrañarte
y dejo el libro blanco
para coger mi libro negro,
aquél en donde anoto los poemas
que por tu amor me nacen.
Porque no merece la pena leer ya ningún poema
cuando la belleza la tengo en casa
y tu último beso
aún no se me ha secado de los labios
y todavía me quema..
¿Para qué hablar de flores de azucena?
¿Para qué ver el cielo y buscar un verso escondido
en las alas de una paloma?
Si como en el mar cuando rompe sus olas
no hay grito más fuerte en mi alma
que el que dice te amo
cuando tu acabas de decirlo.
No habré de leer más esta noche ni un sólo hermoso poema
pues en mi interior yace el agua,
se extiende el cielo,
florece la azucena
y vuelan las palomas en bandadas
cuando pienso un poco en ti
y me asaltan el corazón
tu amor y su dulce aroma.
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