lunes, 16 de febrero de 2009

Escape


Ángeles oscuros vuelan
majestuosos y rojizos
sobre la hoguera que he hecho
con carbón y cerillos.

A cada bocanada de sutil cansancio se acercan más a las llamas
para enredarse entre las lianas
que yo les arrojo
para que bajen.

Si este viento arrollador y malnacido,
que todo lo arrastra
que todo lo vuelve perdido,
no llega a tocarme aquí,
dentro de la cueva mía y del frío,
no será pues entonces él
quien se lleve estos ángeles huidos
de oscuridades aledañas.

Y yo aquí sentado
entre mis propias llamas
ya puedo decir que ostento
mi negrura propia y malsana
mi soledad
mi extraño nirvana.

Antes que se borre el último punto de luz
en ese lejano horizonte
yo ya seré para siempre
la piedra buscada
la imagen labrada
por la casualidad y la erosión
en algún lejano y perdido monte.

Me voy por siempre
adonde no puedes ni siquiera tú seguirme.
Me voy aprisa
por esta endeble cornisa
donde los actos de mi malvada conciencia
no pueden hacerte más daño
aunque yo mismo lo quiera.

Yo ví un cuerpo de mujer
desnudo y petrificado
El agua corría por los senos eternos
el aire besaba sus labios amados
Yo la quería tener
cuidarla y amarla,
nunca dejarla de querer,
pero nunca quise hacerle daño.
Ella era buena y hermosa...
Yo era un ser inhumano.

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