Las lluvias torrenciales nunca han dejado de caer.
Se han mantenido escondidas
riendo al amanecer
conteniendo su estruendo
quedando aguantadas
para explotar con fuerza
en una catarsis de nubes atiborradas.
La tormenta se avecina
yo la siento ya de cerca
antes que des el último grito
antes que inunde tu madriguera
Considéralo casi un rito
Adhiérete a esta creencia
La piel se empapa de fluidos
de sudor y de lágrimas.
Es un gotear cansino
que poco a poco amaina
Es una noche en tu cama
que nunca acaba para siempre
que siempre vuelve a empezar
que no vale la pena secar
porque yo soy siempre
una gota salada.
En tu rostro hay una quebrada
que arroja como en rocío
tus tristes miradas.
Me imagino conmovido.
Yo no soporto tus cascadas.
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